jueves, 2 de enero de 2020

Ensayos sobre Filosofía Científica e Ingeniería — Parte I: Conceptos de Ciencia e Ingeniería

El siguiente texto corresponde a un fragmento de una serie de ensayos que he estado construyendo desde hace un par de años respecto a la Filosofía de la Ciencia y la ingeniería. En lo estricto, ya que estos no han sido revisados por pares carecen del rigor que caracterizan a obras que dan mayor alcance y profundidad al tema. No obstante, he decidido hacerlos públicos en éste espacio ya bien sea como una recopilación de lo que se encuentra en obras de tal talla, a saber como apuntes de las mismas, o como una síntesis de los conceptos que a mi parecer son importantes. Con esto, sí así conviene al interesado, se sugieren revisar las fuentes que son citadas al final de las entradas, las cuales han servido para dar cuerpo a lo que en ésta entrada se expone.

Parte 1. ¿Qué son la ciencia y la ingeniería?


La ciencia puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y falible (Bunge, 2014); se puede entender a la ciencia como conocimiento que se afina, se descarta o se transforma de forma sistemática, persistente y progresiva, y que se genera en cada uno de sus saberes específicos, a su vez que contribuye, bajo el método científico, al avance de éstos mismos. Dentro de esas pautas de definición, “la ciencia es el conocimiento acerca del universo en forma de principios explicativos sostenidos por la observación empírica, y sujetos a la posibilidad de refutación empírica” (Ruíz y Ayala, 2015). Como actividad, la ciencia es comprensión de eventos, fenómenos, situaciones y de cuanto se conoce y está por conocerse, a su vez que se formalizan los saberes.


En cuanto a la taxonomía comúnmente aceptada entre la comunidad científica, se hace distinción de la ciencia en dos grandes categorías: las ciencias fácticas, asociadas con los fenómenos naturales, y las ciencias formales, como el conocimiento en sí mismo que se persigue desde ramas eminentemente idealistas, como las matemáticas. De esto vale la pena mencionar que las primeras recurren a los constructos y formalidades que nacen de las segundas como herramientas para describir fenómenos naturales. En general, son los objetos mismos de estudio y su naturaleza que hace la diferencia entre ambas (Bunge, 2014). Aunque resulta en vano acotar en un enunciado a la ciencia, es importante distinguir, al menos en sus elementos y consecuencias, lo qué es y quienes la ejercen.


Los allegados a la ciencia tienen por responsabilidad el estar enterados, y entrenados, sobre los métodos que ésta requiere para explicar la realidad de un evento y la naturaleza de los elementos que le constituyen. El hacer ciencia es una actividad dinámica que demanda, por parte de los investigadores, el ser recurrida cuantas veces sea necesario para obtener y purificar conocimientos sobre uno o varios eventos naturales que buscan ser explicados de manera objetiva. Aunque han existido esfuerzos para explicar la trascendencia del quehacer científico en cuanto a revolución en la generación de nuevos conocimientos y teorías, o uniformidad en cuanto a depuración de estos, a saber, el método científico, así como las diversas formas para obtener conocimiento, se encuentran homologados entre la comunidad científica para alcanzar tales fines. De relevancia es mencionar al método de inducción en las ciencias fácticas, que es en la mayoría imprescindible para formular hipótesis sobre un fenómeno de interés para su explicación, consecuente predicción, y el aprovechamiento que se puede lograr para construir tecnología con base en ello.


Bajo su método, la ciencia estudia fenómenos con el objetivo de comprender la realidad lo más transparentemente posible, y así llega a establecer enunciados que aportan verdades plausibles y dan luz sobre estos. Si bien dentro del quehacer científico no existen las verdades absolutas, puesto que la realidad siempre puede entenderse de una mejor manera, el mayor acercamiento a la verdad que explica un fenómeno, o evento, constituye el objetivo principal de la ciencia (Ruíz y Ayala, 2015).


La relevancia que tiene la ciencia en el desarrollo de la tecnología es fundamental, pues el estudio de un fenómeno natural exige rigor metodológico para su entendimiento, y consecuente codificación para efectos de predicción. Esto generalmente ocurre para el ofrecimiento de soluciones a diversas problemáticas de índole técnico. Por ejemplo, los conocimientos vertidos desde ciencias naturales como la química o la física son comúnmente aprovechados para predecir fenómenos y acotar soluciones a problemas desde profesiones y áreas del conocimiento como lo son las ingenierías. A saber, son los científicos de las ciencias fácticas y los profesionistas de la ingeniería, que a su vez hacen uso de herramientas derivadas de las ciencias formales, quienes proveen mayormente la labor del desarrollo tecnológico. De esta manera, el círculo virtuoso de la investigación y el desarrollo tecnológico, desde la aportación de conocimiento para las ciencias básicas, hasta el desarrollo de tecnologías, tiene un lugar privilegiado para contribuir al bienestar de una sociedad.


Con respecto a la ingeniería, esta se entiende como una profesión que persigue dos objetivos generales: (i) diagnosticar problemas, y (ii) diseñar soluciones a los mismos en la medida de lo posible haciendo recurso al método científico (Reséndiz, 2008a). Si bien en México se suele confundir a los profesionistas de la ingeniería con agentes generadores de soluciones de inmediatez técnica, la realidad es que la labor de los ingenieros que dedican esfuerzos más allá de lo puramente técnico y emergente toca aristas en las que sus diseños pueden manifestarse a cuestiones sociales y ambientales. Sin embargo, aunque el dominio de la parte social dentro de la ingeniería es relevante, y se dice que se adquiere con la experiencia, que no es sino una recurrente exposición del profesionista a diversas problemáticas a través de las cuales se consigue conocimiento del cómo afrontarlas (Reséndiz, 2008a), lo cierto es que el desarrollo de la tecnología requiere mayor rigor que esto último, dada la formalización y métodos a los que apela para proveer una solución que esté debidamente acotada desde los parámetros que le exige conocer.


En tiempos modernos la ciencia es fundamento para construir tecnología. Si bien existen evidencias y casos en que se han desarrollado tecnologías con base en conocimiento derivado de la experiencia, y no necesariamente formalizado por medio del método científico (como lo fue en sus inicios la máquina de vapor antes del desarrollo teórico de los ciclos termodinámicos), para ser consistente en el refinamiento y ulteriormente el avance de estas, sin embargo, se requiere la formalidad de la ciencia. De esta manera, la profesión de la ingeniería se vale de los métodos de la ciencia para lograr y reportar progreso en sus funciones. Por esto, es esencial que, dentro de su etapa formativa, se inicie a los ingenieros a seguir el método científico para reportar sus avances.


¿Es posible llevar a cabo actividades de ingeniería y, consecuentemente, atacar sus dos objetivos principales sin el método científico? Cuando de soluciones técnicas emergentes y de carácter rutinario se trata, esto es cierto. Un ejemplo de ello son aquellos diagnósticos y diseños de soluciones que requieren de inmediata aplicación para evitar problemáticas que se dan comúnmente en sistemas de producción y manufactura dentro de la industria. Sin embargo, cabe la pena reflexionar que dichas problemáticas con muy alta probabilidad no tienden a existir en sistemas bien estudiados y analizados con rigor científico. Porque esto último exige más que elucidación, y demanda seguir un método para caracterizar un sistema como el que se ejemplifica, desde sus parámetros para llevarle a un mayor control. En otros casos, el apego a manuales y estándares suele ser suficiente (y necesario) para realizar actividades de la ingeniería, dejando tareas volitivas y de elucidación a ingenieros con mayor experiencia en el ramo. No obstante, para rebasar las fronteras del conocimiento y aportación al Estado del Arte (generación de conocimientos) y al Estado de la Técnica (generación de tecnología), en la ingeniería es preciso contar con un adecuado conocimiento y experiencia para ejecutar el método científico que permita avanzar y codificar cuanto se haya creado u obtenido de tales esfuerzos.


Bibliografía

  1. Bunge, M. (2014). La ciencia. Su método y su filosofía. Buenos Aires, Penguin Random House Grupo.
  2. Resendíz Núñez, D. (1987). “Transferencia y generación de tecnología en el desarrollo de México a largo plazo”, Comercio Exterior, 1058-1064.
  3. Reséndiz Núñez, D. (2008). El rompecabezas de la ingeniería. México, D.F., Fondo de Cultura Económica.
  4. Reséndiz Núñez, D. (2008). “Lecciones de interés general en la historia de nuestra Ingeniería. Discurso de ingreso al Seminario de Cultura Mexicana.” Portal Político del Ciudadano, INEP A.C.,http://inep.org/images/stories/Textos2008/2008%20Jun%2004%20DISC_INGRESO_SCM.pdf, Julio de 2019.
  5. Ruiz, R. y Ayala, F. J. (2015). El método en las ciencias. Epistemología y Darwinismo. México, D.F., Fondo de Cultura Económica.



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