Hoy escribo esto porque culminé parte de ese estudio que tímida y escasamente he mencionado en algunas entradas anteriores. Las ideas de éste han sido ya escritas. Algo que ahora mismo pienso fue como poner el último ladrillo a una construcción que se ha llevado un tiempo para fundamentar. Quizás es así porque he tenido que estudiar disciplinas y conocimientos fuera de mi área (que son, a saber, filosofía y filosofía de la ciencia). Debido a ello mi mente se ha adecuado a comprender otra forma de analizar una situación. Aprendí algo diferente y nuevo. Aprendí mucho sobre mí mismo en este estudio, al que también me gusta llamarle «búsqueda». La búsqueda de la explicación científica. Desde luego en algún momento escribiré detalles y profundidad de todo esto. La realidad es que esta entrada es un fuerte e intenso desahogo. Llegué a una meta que tenía.
Como final, debo decir que este estudio y trabajos me hicieron cruzar líneas para llegar a tierras que han enriquecido mi vocabulario, mi forma de pensar y, tal vez, de experimentar incluso la vida. Sí, parecería exagerado, pero al haber estado involucrado en esto también he tenido que derribar férreas creencias, «aproximaciones» y paradigmas que estaban equivocados y que fueron implantados durante mi formación, ya sea por sesgos y vicios propios de las estructuras de las carreras, o bien, por barreras necesarias de la misma disciplina a la que he dedicado mi vida. Lo cierto es que no estaba preparado (y aún creo que no lo estoy), pero he llegado ahí corriendo yo solo, y en la soledad de esa búsqueda tirando de las cuerdas hiladas en el pasado por unos pocos mas. Y me siento feliz. Me siento en paz... siento una intensa gratitud a ellos y ellas.
Alejandro
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